Se estima que mueren cerca de 100 millones de tiburones al año sin importar la consecuencia que esto a su vez también trae en el ecosistema marino.
Los tiburones son capturados "degollados" y arrojados de nuevo al mar, aún cuando se encuentran todavía con vida.
Luego sus aletas son llevadas a secar de manera clandestina, para que estas sean llevadas a su destino.
¿Será entonces nuestras aguas un verdadero refugio para estos grandes depredadores?
En Costa Rica, según un reporte de la republica.net el aleteo de tiburones disminuyo en los años 2004/2006 afirmando, que la caza bajo a 1.000 toneladas y que sigue disminuyendo, pero ahora si bien es cierto que documentales, protestas, entre otros contribuyen a que estos actos ilícitos se detengan, todavía queda trabajo por hacer.
Por su parte,la Isla del Coco en nuestro pais es tomada como un refugio primordial para estos animales. El instituto costarricense de pesca y acuicultura (INCOPESCA), afirma no autorizar licencia a ninguna flota dirigida a la pesca del tiburón y su captura es clasificada como pesca incidental.
Un llamado al país
Un documental realizado en nuestro país por Rob Stewart llamado “Sharkwater”, nos dice que, el aleteo del tiburón blanco contribuye a que el plancton se disminuya, el cual cuenta con el 50% del oxígeno total de la tierra.
Por ende podría dañar nuestras aguas e ecosistemas, puesto en juego a su vez la fauna marina.
La Organización
Costa Rica no es el único que peligra contra estos actos atroces, sino también el resto del mundo. Se tiene que tomar conciencia de la vida marina y respetarla como tal, ya que al final lo que le hagamos al océano repercutirá inmediatamente a la vida humana.
